Un trabajador revisa la carne en el matadero Yakhlaf, durante las celebraciones del festival musulmán del Aid al Adha en Zaamdam.
Foto
EFE

Share:

La fiesta del cordero musulmana trae consigo sus propios oficios

Van desde afilar cuchillos a la venta de carbón para la barbacoa, o el suministro de paja para el borrego.

La Fiesta del Sacrificio o "Aid al Adha" en Marruecos es, además de un rito musulmán, un momento en el que también resurgen una multitud de pequeños oficios temporales que duran los días previos y posteriores al sacrificio del cordero.

Días antes de la fiesta es común ver en las diferentes calles del país, tanto populares como de clase media, pequeños puestos o carpas instaladas donde se prestan una variedad de servicios: desde afilar cuchillos a la venta de carbón para la barbacoa, o el suministro de paja para el borrego.

En algunos barrios hay quien se encarga también de levantar unos "pequeños corrales" en los que se propone cuidar los corderos de los vecinos en los días previos al momento del degüello del animal.

Y así estos "guardianes" ahorran a muchas familias los balidos y los fuertes olores del animal, así como las tareas penosas de limpiar el lugar donde se pone el cordero o la necesidad de alimentarlo.

Mohamed Musaid, de 22 años, es uno de estos guardianes que tiene bajo su responsabilidad una decena de borregos que vigila en un pequeño corral en el barrio Karima en la ciudad de Salé, al lado de Rabat.

"Soy estudiante, y es la primera vez que me encargo de esta tarea. Quiero ayudar a mis vecinos porque no tienen espacio en sus casas ni el tiempo para mantener al cordero", dijo el joven a Efe.

Musaid no quiso desvelar lo que cobra por este oficio y explicó que no se trata de tarifas fijas sino negociables.

Habitualmente, las tarifas se establecen a partir de 30 dirhams (2,7 euros) la noche por cada cordero; un precio que incluye los gastos de manutención del animal con agua y pasto en los días previos a su sacrificio.

Y otros de los oficios que tienen mucho éxito durante los días del Aid son los afiladores de cuchillos.

En la misma localidad de Salé, una cola de hombres y mujeres esperan de pie frente al puesto de Hamid al Bidi, un afilador tradicional de 40 años.

Para ejercer su trabajo, Al Bidi tiene una sola herramienta: una piedra de afilar grande en forma de rueda que va girando con el uso de pedales, a medida que va ajustando los cuchillos.

"He heredado este oficio de mi padre y lo llevo haciendo desde hace 16 años. Soy vendedor de pescado pero cuando es necesario trabajo de afilador", dijo Al Bidi a Efe.

A parte de estos oficios previos a la fiesta, otros aparecen durante el día mismo en el que se sacrifica el animal.

Es el caso de los matarifes ambulantes, algunos de los cuales son carniceros de profesión, y a los que es frecuente ver el día del Aid con ropa manchada de sangre y con cuchillos en las manos caminando por las calles de las ciudades marroquíes buscando a clientes.

El papel de los matarifes supera, en varias ocasiones, la misión de degollar al animal, y se amplía a las tareas de desollarlo y de descuartizarlo.

Una vez sacrificado el animal, allí intervienen otros oficios como los que recogen los pellejos del animal para venderlos en los talleres de curtidos, o los que prenden pequeñas hogueras en las calles para quemar las cabezas y patas del cordero y chamuscar los pelos.

Todos estos oficios apenas existen ya en los pueblos marroquíes, ya que las familias están acostumbradas a hacer frente a las mismas actividades.

EFE

Más sobre este tema: